El otro día estábamos animadamente charlando en casa Óscar,
Anthony y ‘La Leona’ (personajes que presentaré más tarde), sobre la extraña
sensación de anomalía temporal que se produce en nuestra casa de la Avenida Rivadavia. Es como si una fuente muy fuerte de energía naciera
en ese departamento, provocando descontrol y desorientación en la ubicación
espacio-temporal.
Cuando estás un tiempo en esa casa, empiezan a suceder
cosas, a manifestarse eventos, situaciones, encuentros, personas, etc. Esto que
escribo a quien lo lea puede parecer que he perdido completamente el juicio;
pero aquel que haya permanezca el tiempo suficiente en ese piso, podrá comprobarlo
por sí mismo.
Creo que no había hablado antes sobre Óscar, o si lo había
hecho, no había mencionado su nombre. Él es el protagonista de la entrada: Laconfusión que provoca el calor, el responsable de que me encuentre ahora mismo
a 13.000km de todo lo que conocía hasta el momento (por supuesto yo soy en su
historia la culpable de lo mismo). Es mi compañero y aliado de vida. La persona
a quien le ha tocado en esta etapa serlo todo: Amigo, novio, amante, educador,
enfermero, payaso, bailarín, camarero, cantante… Todo. Nos ha caído (por
voluntad propia) ser el apoyo incondicional del otro todo el tiempo y sin
elección. Y por supuesto que seremos todos esos personajes cuando el otro lo
requiera. Juntos nos hemos embarcado en esto con convicción e ilusión; y aunque
ha habido momentos muy complicados, hoy a tiempo pasado, podemos decir que
hemos crecido y madurado mucho gracias a todo lo bueno y a lo menos bueno
vivido estos meses. Después de un tiempo algo complicado a todos los niveles
(económico, nostálgico y físico), parece que se aventuran buena nuevas.
Anthony es nuestro nuevo compañero de piso. Es de Venezuela
(sí, ese país del que todo el mundo habla últimamente), es muy joven (lo cual
quiere decir más que yo, porque aunque ya no lo sea, me sigo queriendo
considerar a mí misma joven…) y se ha mudado a la habitación azul con su perro
Santino, un chucho de color chocolate que aunque te ponga histérico porque es
hiperactivo, no puedes sino adorarlo porque tiene una cara muy cómica y puedes
notar que todo lo hace de porque no parece ser muy consciente de ninguno de sus
actos (lo siento, nunca he tenido perro, soy de gatos, con lo que el
comportamiento canino me parece absolutamente desconocido).
Volviendo al inicio, a la energía espacio-temporal
descontrolada que se produce dentro de (ahora nuestra) casa. Se pueden
muchísimos fenómenos trascendentales en muy poco tiempo y sin previo aviso. Pondré
un ejemplo: Hace solo dos semanas no teníamos compañero de piso, hace solo dos
semanas no teníamos perro, ni gato (que ahora también tenemos uno, Akemi, hasta
que sus dueños vuelven de nuestra querida Europa de viaje). Hace solo dos
semanas yo estaba trabajando en un sitio y ahora estoy trabajando en otro que
me está haciendo los trámites burocráticos para que me den los ansiados papeles
de permiso de residencia. Hace solo dos semanas, Óscar no era tío y ahora tiene
una sobrina que se llama Berta. Hace solo dos semanas mi padre, mi hermana y mi
tía Anuska podían vivir de la ilusión y el lema: #NuncaDejesDeCreer y el Atleti
todavía podía ser campeón de la Champions. Hace solo dos semanas la Agencia
Tributaria no me había ingresado la devolución de la declaración de la renta y
no habría podido comprarme unos botines nuevos y tirar los viejos que me compré
aquella tarde lluviosa en Sevilla porque también los que llevaba se me habían
desgastado tanto de usarlos que me entraba el agua. Hace solo dos semanas no
tenía muchas ganas de estar ni de no estar. No sabía si me iba o venía. Ahora
quizá sepa un poquito más.
Construimos pues la teoría de que la casa tiene ese poder
sobrenatural de hacer que pasen muchas cosas en poco tiempo; y sin que te des
cuenta. Como cuando los astronautas vuelven a la tierra después de un tiempo en
el espacio. La sensación de ellos ha sido que sólo han pasado unos pocos días, ¡¡pero
en realidad han pasado meses!!
No sé la cantidad de novedades que pueda contar en la
próxima entrada en el Blog. Quizá se reinvierta la situación y de repente la
rutina entra en nuestra vida (tampoco estaría mal algo de paz, aunque me
extrañaría). Seguiré informando, pues aunque ni idea tengo de quién lee esto,
me encanta publicarlo como si tuviera un séquito de ‘followers’ esperando saber
de mí.
P.D. ‘La Leona’ es un amigo de Anthony que promete dar que
hablar y salir en más ocasiones en Ammakiuu.
En Madrid, Moisés y yo vivimos orgullosos de ti a diario. Ahora que nos estamos poniendo morenos en la terraza y morados de tintos de verano te vemos en el horizonte de la Calle San Gumersindo y pensamos: qué borandan todo.
ResponderEliminarSeguid mirando por ese horizonte, porque un día doblaré la esquina de la Calle Alcalá para volver a casa con vosotros
Eliminar